Si hay un lugar donde la tarjeta postal tiene un protagonismo que no parece disminuir a pesar de las mareas del tiempo y las nuevas formas de comunicación, ese sitio es París, la "ciudad de la luz". Allí, vemos postales por todos lados; a las orillas del Sena, en los típicos puestecillos de libros y objetos antiguos que se alargan por toda la ribera desde Notre Dame hasta las proximidades de la Tour Eiffel, los llamados "Bouquinistes", o libreros de viejo; en las plazas y tiendas de Montmartre, junto a los artistas que asaltan a los forasteros con sus propuestas de retratos; en las pequeñas galerías del Quartier Latin, en medio de la vorágine de curiosos y turistas que transitan por sus calles. 


La tarjeta postal como elemento emblemático que resume la historia de una ciudad y es testigo del paso de los años, desde los tiempos de la bohemia y los felices veinte, con sus iconos y personajes inolvidables, hasta el París literario de la posguerra, sus bulevares y cafés, y ese aire de la "nouvelle vague", los existencialistas y el germen de mayo del 68.  Siempre la tarjeta postal, siempre el recuerdo, siempre la vida que va abriéndose camino y dejando huellas. 


Magnífica Postal de la Rue du Faubourg Montmartre, cerca de los bulevares, con el ambiente típico de la década de 1910-1920. 

Hoy en París volveremos a recordar la vieja estampa de sus cabarets, de las buhardillas, de los pícaros acordes del Can-Can en los salones del Moulin Rouge. Le Vieux Montmartre y sus alrededores congregan algunas de las tarjetas más interesantes de la ciudad. No solo por la historia que atesoran, sino por el tipismo de los personajes que en ellas aparecen y la calidad de las imágenes. 


Postal du Vieux Montmartre, de ambiente rural.


Cabaret "Au Lapin Agile", uno de los más famosos de Montmartre, a primeros del siglo XX.

Cientos de ejemplares, una locura para el coleccionista apasionado, que verá desbordarse su pretensión de completar las incontables series que existen, pero una gozada para los sentidos. Un verdadero viaje al pasado. Montmartre con sus "moulins", oasis en el que lo rural se alterna con el talento de los artistas, en medio de una capital populosa, en los años que precedieron a la Gran Guerra. Como un documental de cine mudo donde quedaron congeladas las imágenes, el rostro y el movimiento de los figurantes.  


Le Moulin Rouge, Templo del Music Hall, hacia 1910. 

Coleccionar tarjetas postales de París es también una gran aventura filatélica. Casi todos los ejemplares están circulados, con sus sellos y marcas postales, con sus mensajes, que nos hablan de personas, de vidas de otra época, conservadas para siempre en el envoltorio de estas pequeñas cartulinas de papel, viajeras y románticas, que han terminado su periplo entre nuestras manos. 


Histórica imagen de la Tour Eiffel, y marca postal con fecha de julio de 1900, último año del siglo XIX. Escrita en el anverso (reverso sin dividir). 

Sous le ciel de Paris