La imprenta, como muchos otros adelantos científicos, llegó con retraso a Cáceres, casi cuatrocientos años después que Johannes Gutenberg perfeccionara su invento de la imprenta de tipos móviles y publicara la Biblia de 42 páginas hacia 1455. Nos cuenta Publio Hurtado1) que en la primera mitad del siglo XIX se instaló en Cáceres una imprenta, la primera que hubo en la ciudad, regentada por D. Lucas de Burgos, natural del pueblo riojano de Arnedillo. Información ésta ampliada posteriormente por Germán Sellers de Paz2) al asegurar que junto a aquel se instaló su hermano Miguel, que emplazaron el taller provisionalmente en el Convento de Santo Domingo y que aquella imprenta fue traspasada años más tarde a Nicolás María Jiménez, casualmente el impresor de cuyo taller, ya gobernado por sus herederos, salió la obra citada de Publio Hurtado. De esta primera imprenta existen escasos datos, si bien Fernando Jiménez Berrocal3), archivero e historiador del Archivo Municipal de Cáceres, contribuye con algunos más y los amplía indicando que la maquinaria consistía en una imprenta rudimentaria adquirida en Madrid y que el negocio se trasladó poco después al Portal Llano de la plaza Mayor, donde se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX

De este taller salieron los primeros periódicos y libros impresos en Cáceres de los que se beneficiaron, suponemos, la burguesía local y los funcionarios pues el pueblo llano no sabía leer ni escribir3); también fue el primer editor del Boletín Oficial de la Provincia desde 1834 y suponemos que con tan escasa parroquia es de imaginar que los ingresos del impresor habrían de ser en la misma proporción, lo que convertía el desarrollo de la profesión en toda una aventura. Apoyamos nuestra tesis en la lectura del propio boletín (años 1834 a 1837) además del siguiente documento. 

Brozas1
Se trata de una carta del Servicio Nacional (anotación manuscrita "SN" en la parte superior del frontal) que, al ir remitida a un Ayuntamiento, no gozaba de franquicia. La carta salió de la administración subalterna de Cáceres donde se le estamparon en tinta roja la marca postal de origen utilizada  entre 1828 y 1842 (según "Prefilatelia Española" Ed. 2004, Manuel Tizón) y el signo de porteo de cuño "7". 

El envío fue entregado en la estafeta de Brozas donde se abonaron los portes, a través de la de Navas del Madroño que en aquella época recibía su correspondencia desde Cáceres tres días a la semana. El signo de porteo de 7 cuartos de vellón no se ajusta a la tarifa vigente del 1 de noviembre de 1815, que establecía el porte de una carta sencilla (hasta 5 adarmes de peso, o lo que es lo mismo, unos 9 gramos) en 5 cuartos. La explicación por la que se le pudieron aplicar los 7 cuartos es que se le añadiese un sobreporte de 2 cuartos (costumbre muy frecuente en aquella época) que podría encontrarse vigente para todas las estafetas comprendidas dentro del partido de Alcántara con la finalidad de destinarlo al arreglo de caminos. 

La carta tiene fecha de 22 de abril de 1837 y la dirige nuestro protagonista, Lucas de Burgos, editor del Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, al Presidente del Ayuntamiento de Brozas reclamándole la cantidad de 31 ½ reales correspondientes a parte de la suscripción del año anterior a dicho boletín y los 126 reales correspondientes a la del año en curso. 

Los Boletines Oficiales de la Provincia fueron creados por Real Orden de 20 de abril de 18334) que en su artículo 1º ordena que en cada capital de provincia se publique un Diario o Boletín periódico que insertará todas las órdenes, disposiciones y prevenciones que tengan que hacerse a las justicias y ayuntamientos de los pueblos por cualquier autoridad. El primer Boletín de la Provincia de Cáceres se editó el 24 de febrero de 1834, con el subtítulo de “Periódico de Industria y Literatura”, con una tirada de 1800 ejemplares5), con casi un año de retraso a lo establecido en la Real Orden, siguiendo la remolona costumbre de la llegada del progreso a nuestras tierras. Se publicaba este Boletín los lunes y viernes de cada semana al precio de 5 reales mensuales, 9 para los suscriptores de fuera de la capital, siendo entregado franco de portes en los domicilios. 

El Subdelegado Provincial de Fomento circuló orden a los Ayuntamientos con fecha 24 de febrero de 1834, anunciándoles la publicación del Boletín Oficial: Llegó por fin el día en que la provincia de Cáceres, esta ilustre mitad del feraz suelo extremeño, vea también agitarse en beneficio suyo la prensa periódica dentro de un mismo seno”, continuaba el funcionario con un alegato en pro de los beneficios de la imprenta. 

La edición del Boletín se sacaba en la capital a pública subasta adjudicándose a los licitadores que ofrecieran mayores ventajas y seguridades. La Real Orden detallaba que era obligación del editor hacer llegar a todos los ayuntamientos de la provincia un ejemplar de cada boletín, corriendo los gastos de correo por su cuenta, incluso del reenvío de ejemplares en caso de extravío, la obligación de insertar de manera gratuita cualquier anuncio que le remitiesen las autoridades de la provincia, como ventas, subastas, arriendo, etc., inclusive si la publicación de éstas conllevara la necesidad de una nueva publicación o Anexo al boletín. 

En contrapartida, para el sustento del editor, se establecía la obligatoriedad por parte de los pueblos de suscribirse por trimestres, semestres o por todo el año, pagando por trimestre vencido; así mismo se le autorizaba a admitir suscriptores particulares y a falta de órdenes o anuncios de las autoridades le permitían la inserción de avisos particulares. También se le autorizaba a negociar con la Administración de Correos el coste de los portes. No hemos encontrado disposiciones que nos permitan conocer de qué manera se establecía el precio del Boletín pero éste fue subiendo de manera progresiva, así encontramos que en enero de 1835 el precio ascendía a 21 reales trimestrales para los ayuntamientos, 10 para los particulares de fuera y 6 para los de la capital, precio que se mantuvo durante el año siguiente, revisándose al alza en enero de 1837 a 31 ½ reales a los pueblos, 15 particulares de fuera y 9 a los de la capital. 

advertencia
La morosidad de los suscriptores y el escaso número de estos convertía la edición del Boletín en un negocio poco rentable, lo que justificaría los aumentos del precio, la inserción de una “advertencia de la redacción” ya en el primer número del año 1836, , así como el envío de cartas de reclamación de deudas a los ayuntamientos, e incluso la intervención del Subdelegado de Fomento que en Circular número 3 de 20 de marzo de 1834, insta a los pueblos deudores al Boletín Oficial que satisfagan inmediatamente sus descubiertos, so pena de verlos incrementados con el correspondiente apremio.

La carta del tipógrafo está impresa, como no podía ser de otra manera, dejando un espacio para expresar en letra manuscrita la deuda atrasada y otro para el nombre del Ayuntamiento al cual va dirigida, lo que nos hace pensar que el de Brozas no era el único moroso del Editor. Remite la misiva la Redacción del Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres lo que le aporta un carácter oficial: el Editor solicita el reembolso "para continuar con la impresión del mismo boletín...". No debe sorprendernos entonces que hasta que un siglo después fuera la Diputación Provincial quien editara el Boletín en su propia imprenta hubiera hasta 15 impresores distintos. ¡Cualquiera aguantaba ...!




Fuentes bibliográficas

1). Hurtado, Publio. Ayuntamiento y familias cacerenses. Cáceres, Tipografía, Encuadernación y Librería de Luciano Jiménez Merino, imp. 1918.
2). Seller de Paz, Germán .La prensa cacereña y su época (1810-1990). Cáceres, Institución Cultural "El Brocense", Diputación Provincial, 1991.
3). Jiménez Berrocal, Fernando. La imprenta. Cáceres, El Periódico Extremadura, 2013.
4). Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. http://prensahistorica.mcu.es/
5). Seller de Paz, Germán. Op cit. pp 63y sgs.


Nuestro agradecimiento a:

Cándida Sevilla Solano, Técnica Archivo-Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres, por su inestimable colaboración en la búsqueda de documentos sobre la historia del Boletín de la Provincia.

David González Corchado, Vocal de Biblioteca y Juventud de la Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña, por su aportación en la explicación de los datos pre-filatélicos de la carta.


Realizado por
Angel Licerán González y José Manuel Lagarejos