Hacía un tiempo que no tenía el placer de darme una vuelta por estos territorios apasionantes del coleccionismo, donde lo insólito, la curiosidad, la arqueología casi, seducen y envuelven con su magia a esos tantos aficionados que en ello persistimos. Somos conscientes de las dificultades que tiempos como los que nos ha tocado vivir han traído consigo también a este sector y quizá rememoramos con nostalgia épocas pasadas en las que elementos otrora tan cotidianos como un entrañable y pequeño sello de correos formaban parte de nuestras vidas. 

Con el auge de otros procedimientos de comunicación y la mecanización del proceso de envío en las oficinas postales, apenas si descubrimos por azar alguna carta, algún paquete provisto de aquellas preciosas viñetas que tantos conocimientos nos aportaron a las gentes de mi generación. A través de los sellos supimos de los gobernantes de otros países, de artistas y poetas, de obras de la pintura que luego quisimos conocer en las salas de un museo, de gestas y acontecimientos, de reglas de convivencia que nos animaban a hacer del mundo un sitio mejor y más habitable para todos.  

Pero hay quienes somos reincidentes y no nos rendimos fácilmente. Por mucho que haya tomado posesión de nuestras vidas el correo electrónico, el WhatsApp, las redes sociales y otros adelantos similares, nos sigue conquistando ver en la cabecera de un sobre un timbre postal con sus imágenes y colores, con su leyenda siempre compendio de enseñanza, de información que trasciende al grueso de las enciclopedias o a los buscadores de internet. Nos gusta releer la historia, revisitar los lugares que nos cautivan, hacer que otros compartan aquellos tesoros del arte y la cultura, de las costumbres de la tierra en que vivimos. 

Para hacerlo posible hemos tenido que terminar sumergiéndonos en la vorágine de todo este proceso cibernético y telemático que nos rodea y que ha acabado por meterse en nuestras propias casas con sus pantallas de todas las dimensiones. Desde hace unos pocos años, uno mismo puede emular a los míticos grabadores e impresores de la FNMT a través de la página web del organismo autónomo de Correos, mediante el servicio llamado "Tu Sello".  Los filatélicos de siempre seguro que han recelado más de una vez de estos sellos "a la carta" o "personalizados", como han dado en conocerse popularmente. Desde luego, nunca podrán compararse con los de "toda la vida", pero no podemos negar que representan una forma de mantener vivo el espíritu y el interés por estos pequeños trozos de papel con vocación de Mercurio. Pese a las limitaciones del servicio, los "sellos personalizados" han proliferado a lo largo de toda nuestra geografía en estos últimos tiempos, haciendo casi imposible un coleccionismo integral de todos ellos, al ser innúmeras las iniciativas y solicitudes que cada día se realizan a través del aludido portal de Correos. 

Para los que continuamos creyendo en el coleccionismo y conservamos el gusto por el asociacionismo filatélico, ya descubrimos que la emisión periódica de estos sellos podía ser un modo fácil de trasladar a la correspondencia primero, y luego al propio álbum, muchos motivos y contenidos que difícilmente aparecerían plasmados en los tradicionales timbres postales. En Extremadura tuvimos claro desde el principio que había que dar un voto de confianza a esta nueva forma de expresión filatélica y entidades como el Grupo Filatélico Emeritense, la Asociación "Galíndez de Carvajal", de Plasencia, o la propia Asociación Cultural Filatélica y Numismática Cacereña, sin olvidar incursiones puntuales y muy interesantes de otros colectivos como la Asociación de Miajadas, la de Badajoz, todos del ámbito de la Federación Filatélica Extremeña, además de iniciativas privadas, han sabido aprovechar el tirón de estos "Tu Sellos" para incluir en ellos efemérides, monumentos, personajes, vinculados con sus respectivos ámbitos. Merece especial mención la incansable labor de los filatelistas de Mérida con su ingente colección de sellos dedicados a los monumentos romanos de la ciudad o la que promovió el fallecido y recordado  José Valiente Tejado, que fue durante muchos años Tesorero de la Federación Autonómica, a través de la serie "Castillos de Extremadura"

En Cáceres estamos precisamente ahora de estreno y hace unos pocos días hemos puesto en circulación para todo aquel que esté interesado en ellos, los dos ejemplares correspondientes a la Serie, que ya va para cinco años, "Cáceres Verde", dedicada a los parques y espacios naturales de una ciudad que no solo es monumental por sus edificios. Le ha tocado este año al "Parque del Cuartillo", uno de los más extensos, propiedad de la Diputación Provincial y situado a las afueras de la ciudad, donde existen zonas específicas al aire libre para hacer gimnasia, área infantil, multitud de bancos en zonas de paseo e incluso espacio acondicionado para barbacoas y celebraciones. Se trata de una gran finca donde también existe un muy buen dotado Complejo Deportivo dependiente igualmente de la Diputación. Todo ello hace que sea uno de los parques más populares y concurridos de la ciudad, donde podemos escapar con facilidad de la rutina de ésta y aproximarnos a la naturaleza.