Me he propuesto, con este artículo de opinión, hacer de “abogado de causas pobres” en relación a uno de los elementos más polémicos del mundo de la Filatelia actual, cual es el sello personalizado, llamado en nuestro país “TU SELLO”. En estos días he leído en ciertos blogs y he escuchado a ciertas personas una serie de opiniones malas sobre ellos, todas cercanas a las posturas oficiales de las federaciones nacionales e internacionales de filatelia, y aún más cercanas a los criterios de enjuiciamiento de las colecciones filatélicas temáticas competitivas. Voy a empezar entresacando algunas de las opiniones vertidas, siempre en desprestigio del sello personalizado, y cito lo más textualmente posible:

- El sello personalizado es un elemento alternativo al sello de correos, un sello a la carta que puede ser ordenado por cualquier persona u organización, y que reflejará los deseos de su autor. Por desgracia, el rumbo de estos artículos se dirige a su proliferación en ciertas administraciones postales prestigiosas, como la de EE.UU., Canadá, o España.

- Los sellos personalizados no deben ser considerados sellos, ya que no cumplen con los requisitos que establece la normativa de la U.P.U. para ser tales.

- Los sellos personalizados son una “especie invasora de la filatelia“ y cuesta trabajo hasta llamar sellos a estos elementos. Los máximos responsables de la proliferación de este nefasto producto son los propios filatelistas.

- Sería una buenísima idea que la F.I.P. vetase la exhibición de estos productos en colecciones competitivas. El uso de sellos personalizados en una colección temática la desprestigia totalmente, y los jurados deben penalizar su empleo no valorando su presencia.

- El valor filatélico de los sellos personalizados es y será muy escaso.

- Si se quieren exponer sellos personalizados, en el lema o nombre de la colección, e incluso de la exposición, no debe figurar la palabra “filatelia” o “filatélico”.



Si soy sincero, hasta la fecha no he sido coleccionista de sellos personalizados sistemáticamente, más allá de la acumulación de algunos de ellos, relacionados con mi tierra, Extremadura, a modo de recuerdo cariñoso. Pero leyendo algunas calificaciones y valoraciones como las aquí expuestas, he pensado que es tiempo de que alguien diga algo a favor de estos “elementos”, “especies”, o como se los quiera llamar. Hagamos la defensa del malhadado sello personalizado por partes, y que salga el sol por Antequera.

1º/ Sobre el hecho de que hay quien no sabe cómo definirlos o llamarlos, apelándolos “elementos” o “productos”, puedo decir que su nombre es claramente SELLOS PERSONALIZADOS, y así se recoge en la normativa que los regula, de la cual hablaré luego. El hecho de que no sean sellos postales al uso, según todos los parámetros de la U.P.U., no significa que no sean elementos postales y filatélicos. Toda esta polémica de nomenclaturas viene dada por la ignorancia de un concepto básico y elemental en Filatelia: el concepto de SIGNO DE FRANQUEO. Los signos de franqueo son los diversos objetos o marcas que atestiguan que el usuario del servicio postal ha pagado el correspondiente precio por el porteo de su correspondencia, o que tal porteo está exento de pago, en ciertos casos. Hay muchos tipos de signos de franqueo, cada uno con sus formatos, reglamentaciones y aplicaciones. El sello de correos es sólo uno de ellos, y entre los otros muchos signos de franqueo que hay, todos con igual valor tanto postal y como filatélico, tenemos los elementos entero postales (con todas sus variantes), los franqueos mecánicos, los sellos de valor variable (los llamamos coloquialmente A.T.M’s), las marcas de franqueo concertado, las marcas de franquicia oficial o institucional, y por supuesto, los sellos personalizados. Conceptualmente no son sellos de correos, pero no por ser otro signo de franqueo han de ser despreciados para la Filatelia, como no se desprecia un bonito sobre entero postal o un raro franqueo mecánico con publicidad de una empresa, hasta el punto de considerarlos una entelequia indefinible, los “ovnis” de la Filatelia.





2º/ Sobre la afirmación de que los sellos personalizados son una “especie invasora de la filatelia”, reconozco que me ha recordado, con cierto paralelismo lejano, a los siluros o a los cangrejos de río americanos que hoy invaden nuestros ríos. Hablando en serio, he de decir que, como signo de franqueo que es, el sello personalizado es reconocido oficialmente por una disposición legal, y por tanto, puede franquear correspondencia. En conclusión, pertenece plenamente al mundo de los signos de franqueo, y como tal, puede estar con pleno derecho en una colección filatélica, yo diría que con más valor postal y filatélico que otros. En España se regulan los sellos personalizados por una Resolución Conjunta de los Ministerios de Fomento y de Economía y Hacienda de 30 de diciembre de 2.006, y se pueden solicitar libremente, dentro de las limitaciones que su regulación establece, desde el 1 de enero de 2.007. La Resolución Conjunta de las Subsecretarías de Fomento y de Hacienda y de Administraciones Públicas de 18 de julio de 2.014 les da aún más respaldo como efectos postales plenos, al establecer una variedad de tarifas para los sellos personalizados: además de la clásica tarifa “A”, también se establecen las tarifas “A2”, “B” y “C”, para atender a las tarifas de los envíos de cartas nacionales no cubiertas por la tarifa “A”, cartas a Europa y cartas a otros destinos internacionales. En mi consideración, los sellos personalizados no son una “especie invasora” para la Filatelia, sino unos nuevos protagonistas que vienen a enriquecerla. Las colecciones temáticas, en particular, son mejores cuanta más variedad de signos de franqueo muestren. No se puede hacer una de estas colecciones sólo con sellos, sólo con franqueos mecánicos, solo con sellos personalizados, o con una predominancia abrumadora de uno de estos elementos sobre el resto. Pero sí integrarla con la mayor variedad de elementos, entre ellos, algunos sellos personalizados.




3º/ Sobre la propuesta de que los sellos personalizados deberían ser excluidos de las colecciones filatélicas temáticas por la normativa F.I.P., la considero un absoluto error, y entiendo que sería un gran despropósito que esta idea llegase a plasmarse negro sobre blanco. Por suerte, es muy difícil que tal ocurra. Me remito a dos textos:

- El Reglamento de la F.I.P. establece lo que se considera material postal – filatélico apropiado en una colección temática: “Material postal-filatélico apropiado es el que ha sido emitido, se proyectó emitir o ha sido producido en la elaboración de la emisión, con el propósito de transmitir correo u otras comunicaciones postales, el que ha sido usado para ello, o considerado válido por organizaciones postales gubernamentales, locales o agencias postales privadas, así como por otras autoridades debidamente encargadas o facultadas para ello.”

- La antes referida Resolución Conjunta de 18 de julio de 2.014 establece un nuevo contenido para el apartado 3 del punto 1 de la Resolución de 30 de diciembre de 2.006, con el siguiente texto: “Los sellos personalizados se podrán utilizar para el franqueo de cualquier envío postal cuyo sistema de franqueo sea mediante sellos y para cualquier ámbito, de acuerdo con las tarifas vigentes y utilizando el número de sellos que sea necesario”.

Por tanto, pese a quien pese, a día de hoy, los sellos personalizados son perfectamente susceptibles de ser incluidos en una colección filatélica, temática o de otro tipo, según la normativa de la F.I.P.; y son tan signos postales como los que más, ya que son plenamente reconocidos como útiles para el franqueo por el Estado. Aunque se reformase la reglamentación de la F.I.P. en el sentido que algunos proponen, habría una clarísima incongruencia con la normativa del Estado, que sostiene la legalidad del empleo de sellos personalizados para el franqueo de la correspondencia. En relación a esto, recuerdo a quienes esto lean que siempre ha de predominar en una colección filatélica, por su mayor valor e interés relativo al correo, lo postal sobre lo filatélico. Todo buen filatelista conoce el principio de que todo lo postal es filatélico, pero no todo lo filatélico es postal. El sello personalizado es un signo de franqueo, y por tanto, un elemento postal. Si se propone que sea excluido de las colecciones, a pesar de esto, ¿qué debería hacerse con aquellos “elementos filatélicos” que vemos constantemente en las colecciones temáticas, y que tanto nos gustan a todos, como las pruebas (con sus infinitas variantes), las tarjetas máximas, e incluso ¡las guardas de los carnets de sellos!. Se está admitiendo en las colecciones temáticas competitivas, como material un tanto marginal (en “pequeñas dosis”), las cartas con viñetas locales benéficas o con timbres fiscales, si fueron empleadas como signo de franqueo. Pero parece que una carta con sello personalizado y circulada no debería ser susceptible de ser expuesta. El que esto escribe ha llegado a ver expuestos fragmentos de las planchas metálicas empleadas en la impresión de los sellos. Nadie ha preguntado por qué está eso expuesto ahí, o cómo ha llegado a manos de su actual dueño un material que, en teoría y en Ley, debería haber sido destruido. Muy coherente todo… Me pregunto si, al menos, se podrá exponer un sello personalizado en una colección de Clase Abierta, o si también ahí habrá de alcanzar el veto.




4º/ No siendo posible hoy, con los reglamentos de la F.I.P. en la mano, echar como a un apestado al sello personalizado de las colecciones competitivas, la propuesta alternativa que leo por ahí es que, al menos, los jurados penalicen su presencia en tales colecciones, o como un gesto condescendiente, los consideren no exhibidos. Las razones esgrimidas para sostener esta postura inflexible con los sellos personalizados son varias: desprestigian la colección porque son piezas sin el suficiente “peso” o timbre de prestigio, sirven para cubrir un hueco que no podemos llenar fácilmente en una colección temática con otras piezas, estos sellos se crean a propuesta de su promotor para que figure en la colección, etc. Si seguimos ese razonamiento, no habría que presentar nunca en una colección temática un matasellos conmemorativo especial, que ha sido promovido las más veces por aficionados a la Filatelia, y con la imagen que tales individuos han deseado y diseñado, con el agravante de que el matasellos conmemorativo en sí no se un signo de franqueo, sino una marca filatélica de cancelación, cuya postalidad es más que discutible. Si nos ponemos exquisitos, digo yo que podríamos también plantear la exclusión de ciertos sellos de correos especulativos o de oscuro origen, totalmente ajeno a las necesidades postales, como la serie del “correo submarino”, emitida para el lucro de un Estado arruinado y del intermediario Artur Barger; la de “Pro Unión Iberoamericana”, que puso en 1.930 al sello español (junto con series como las de Goya y Colón) a la altura de prestigio de Guinea Ecuatorial o de Fujeira; o la viñeta patriótica de Granada, convertida en sello porque sí.




Una vez contrarrestados los argumentos de los detractores de los sellos personalizados, paso a hacer unas reflexiones:

1ª/ El sello personalizado está sufriendo la misma persecución, como elemento postal y filatélico coleccionable, que otros nuevos signos de franqueo que integran la llamada Filatelia moderna. El antecedente más significativo es el sello de valor variable, también considerado un “apestado” de la Filatelia por idénticas excusas: no es un sello según la normativa de la U.P.U., su valor facial no existe, al ser impreso térmicamente por una máquina, etc. Lo cierto y verdad es que durante años circularon por España miles de cartas franqueadas con estas etiquetas, que pueden perfectamente tanto dar base a un estudio de historia postal moderna, como también pueden integrarse una colección temática, por sus curiosas y bellas imágenes. De los sellos personalizados leo que “no son solución para una colección temática. Innegablemente, estamos ante un “dejá vu”. Si echamos la vista un poco más atrás, los timbres fiscales no eran parte de la Filatelia hasta hace poco más de 15 años, a pesar de existir incluso antes que el sello postal. Realmente, no son signos de franqueo, salvo un pequeño uso marginal como sellos, previa habilitación o sin ella, en ciertos periodos históricos, como pasó con las viñetas patrióticas de beneficencia, o con los timbres de Huérfanos de Correos. Pero un buen día, alguien decidió que habrían de ser, a pesar de su no postalidad, un hijo más de la bonita familia Filatélica. El sello personalizado es, más que un timbre fiscal, un signo de franqueo, como queda ya más que dicho, pero no parece que deba ser parte de esta familia.




2ª/ Por alguna razón, quienes más se acercan a la filatelia competitiva tienen una aversión de difícil explicación a la evolución de los elementos que integran el tráfico postal. Así, leo algún lamento en estos términos: El sello personalizado ha llegado a suplantar en muchos casos a las cancelaciones conmemorativas y a las bandas mecánicas de propaganda.Evidentemente, si la oferta comercial del operador postal incluye esta atractiva solución de franqueo que antes no existía, irá ganando sus adeptos. Es un signo más de la evolución del correo, como en su momento lo fue el correo concertado, sobre todo en el ámbito de la empresa privada o de las administraciones públicas, que expiden correspondencia masivamente. Las administraciones públicas, hoy por hoy, tienen una contribución casi nula al tráfico de interés filatélico. La mayoría de los franqueos mecánicos se han perdido por causa de los franqueos concertados. Cuando nació el sello personalizado, este daño ya estaba hecho, y no es razonable culpar de ello a quien acaba de llegar. En cuanto a la disminución de uso de los matasellos o cancelaciones conmemorativas, he de decir que tontos tendríamos que estar los filatelistas si tenemos una solución más atractiva estética y, sobre todo, económicamente que el matasellos conmemorativo, para no aprovecharlo como modo de plasmar aquello que deseamos conmemorar. Entre pagar 530 euros (precio rebajado especial) por solicitar que un funcionario de Correos estampe un matasellos en sobres durante unas horas de una mañana y hacer circular la imagen deseada en 500 sellos personalizados, sin límite de tiempo, no hay color.




3ª/ Finalmente, hablaré del interés filatélico que pueden tener los sellos personalizados, porque leo que carecen de tal interés, o que su interés es y será muy escaso. El sello personalizado, puede tener interés, en muchos sentidos, para muchas personas:

- En la página web de Correos, y en su sección de Información Corporativa, he leído que, en los 10 primeros meses del año 2.007, el 50 % de los sellos personalizados promovidos lo fueron por pequeñas y medianas empresas, para expandir su imagen corporativa, no por los filatelistas. Por tanto, los sellos personalizados tienen un claro interés promocional para las empresas.

- Los sellos personalizados tienen un claro componente sentimental, ya que permiten que una carta circule con un timbre que refleja la imagen que cada cual desea. Esto nos puede llevar a otro debate que exigiría un artículo nuevo: la adecuación de los motivos elegidos para los sellos de Correos por la Comisión Filatélica del Estado a las demandas de los ciudadanos. No son pocos quienes ven motivos de oportunidad política en muchos de los temas elegidos para los sellos de correos, a veces rebuscados y alejados del interés del 90 % de la ciudadanía. En otras ocasiones, los temas se han repetido hasta el hartazgo. La única posibilidad de que nuevos motivos puedan aparecer en un signo de franqueo (no lo llamaremos sello) es precisamente el sello personalizado. Pondré un ejemplo claro: en nuestra región extremeña se han estado promoviendo por un grupo de filatelistas los sellos dedicados a los castillos de Extremadura. Después de filatelizar la mayoría de ellos, y hacer incluso postales para elaborar tarjetas máximas, solo se ha truncado esta labor hermosa, cultural y sentimental por la muerte de nuestro gran amigo D. José Valiente, que era el gran motor de esta iniciativa. La única forma de que estos castillos tengan su reflejo en un sello es esta iniciativa. No tenemos más que darnos un paseo por el catálogo de sellos de Correos de España. En más de 70 años de emisiones conmemorativas se han filatelizado muchísimos castillos españoles. De todos ellos, sólo hay dos de Extremadura: el castillo de Jarandilla de la Vera y el castillo de Granadilla. No han visto aún su reflejo en un sello ninguno de los más importantes desde el punto de vista histórico – artístico, como el castillo de Alburquerque, el de Trujillo, el de Zafra, o la alcazaba árabe de Mérida, que es el castillo como tal más antiguo de toda España. Del mismo modo que hablo de castillos podría hablar del patrimonio histórico de nuestra región, o de personajes como Francisco de Orellana, descubridor y explorador del río Amazonas. En el año 2.011 se conmemoraba el 500 aniversario de su nacimiento. La Comisión Filatélica del Estado no tuvo a bien dedicar ningún sello a este personaje histórico, pero sí dedico sellos en ese año a conmemoraciones tan importantes para la cultura española como el centenario del Cuerpo de Arquitectos de Hacienda o el 50 aniversario del Salón Naútico de Barcelona. ¿No sería bueno que al menos en nuestra región existiese una iniciativa para hacer un sello personalizado de este personaje? Considero que sí. Así se hizo con otro personaje extremeño como Rui López de Segura, gran maestro y campeón del mundo de ajedrez en el S. XVI, lamentablemente tratado en el sello de la XXXVI Olimpiada de Ajedrez de Calviá de 2.004, en el que viene su nombre escrito (mal por cierto) en un rincón como un añadido que nada tiene que ver con la conmemoración del timbre en cuestión. Para poner a este personaje en el lugar que se merece, el Grupo Filatélico Emeritense promovió un sello personalizado con su imagen en 2.009. Podríamos seguir indefinidamente con los temas filatelizables que jamás se verán reflejados en un sello de Correos. Sin duda, el sello personalizado sirve para atender esta demanda, que sola de por sí justifica su emisión.




- Desde un punto de vista económico, nadie puede aseverar que los sellos personalizados nunca tendrán interés o valor. Todo lo marca la ley de la oferta y la demanda. Hoy no hay una gran demanda como objetos de colección de las cartas franqueadas con sellos personalizados, como pasa con los sellos de valor variable, pero hemos de dar tiempo al tiempo para que así sea. De hecho, en relación a éstas últimas, ya existen curiosos estudios en algunas colecciones de nuevos signos de franqueo. Sólo quiero recordar a quienes coleccionan filatelia clásica, que son los mayores detractores de los nuevos signos de franqueo, que el sello nº 1 de España, hasta no hace muchas décadas, se guardaba en pastillas y tenía un valor ínfimo. De repente vino un furor por los estudios pormenorizados de estos sellos, sus variedades y las marcas estampadas sobre ellos. Actualmente, cada pieza tiene su precio. Algo similar está ocurriendo hace unos años con las viñetas de recargo de la Guerra Civil.

- Desde el punto de vista del libre albedrío del coleccionista podemos dar el argumento más sólido a favor del sello personalizado. La filatelia es un hobby que, como todos, tienen por principal función que el dueño de la colección tenga una satisfacción en la ocupación de su tiempo libre. Nadie es autoridad para tildar y desmerecer como “no filatélicas las colecciones de otros, por el hecho de que tales colecciones contenga los signos de franqueo que le apetezca tener a su dueño, por su propio gusto. Cuando unos filatelistas avanzados o unos jurados vienen a desmerecer una colección filatélica, compuesta con la mayor ilusión del mundo por su dueño, en base a los criterios discriminatorios aquí expuestos, y quieren forzar a las reglamentaciones a decir lo que no dicen, están incurriendo en un gran error. La consecuencia más dañina de esto es la cada vez mayor distancia entre los coleccionistas competitivos y otros muchos que cada día están más alejados de la competición, teniendo colecciones más que dignas de ser expuestas; así como la cada vez mayor presencia de exposiciones no competitivas. Cuando alguien se erige en autoridad para compeler a otros, sin motivo serio, a hacer que su hobby tenga unos condicionantes que no se entienden, ese hobby deja de ser interesante y se vuelve hasta antipático.

Todo lo cual someto a opiniones de mayor autoridad y enjundia, ya que doctores tiene la Iglesia…


Escrito por:
Jesús González
Presidente de FEFIEX.