Hubo un tiempo en que el correo se convirtió en el mejor vehículo de transmisión de palabras e ideas, de inquietudes y sentimientos. Y lo hizo valiéndose de un instrumento que puso el mundo en manos de las personas, que acercó lugares y paisajes muy distantes entre sí, que dejó constancia de acontecimientos y eventos cuando no existía la televisión y el cine solo daba sus primeros pasos. Estamos hablando de las tarjetas postales, que vivieron su época dorada en las décadas iniciales del siglo XX, y que pronto se convirtieron en un verdadero lenguaje universal que puso en contacto a comunicantes de los cinco continentes. Hay historias y vidas que pueden reconstruirse con la simple lectura de esos mensajes que quedaron plasmados en aquellas tarjetas. Saben los coleccionistas por tanto que más allá de las viñetas, de las imágenes, en las postales late aún ese sentimiento de quien un día las depositó en un buzón de correos, en cualquier lugar del globo, que las palabras allí escritas no fueron arrastradas por la marea del tiempo, y como las inscripciones de los monumentos de la antigüedad, todavía perduran, revelando qué se dijeron y cómo eran quienes se sirvieron de este medio de comunicación.  


Postal de "Picadilly Circus", Londres, hacia 1910, con franqueo inglés (Jorge V)


Interesante postal con imagen de la gran inundación de París de 1910. 


Curiosa imagen de los castillos del Loira, hacia 1909. 

Coincidió el esplendor de la tarjeta postal con el despertar de otro fenómeno cuyo propósito era también crear un marco común de comunicación entre los habitantes de los distintos países, abolir las barreras del idioma y dar cauce al sueño de desterrar ese Babel que separa y levanta muros de distancia entre los hombres. Hablamos pues del Dr. Zamenhof, quien en 1887 editó en Varsovia su primer libro sobre la "Lengua Internacional", bajo el seudónimo de Dr. Esperanto, nombre que finalmente adoptaría también ese nuevo lenguaje. En los años y décadas siguientes, asistimos a una gran difusión y propaganda del esperanto, que empieza a ser utilizado a nivel internacional, dándose a conocer en los diferentes estados y también entre la ciudadanía, a través de artículos y congresos. 


Postal enviada desde Praga con franqueo del Imperio Austrohúngaro (Sello del emperador Francisco José I), en la que aparece viñeta con la imagen del Dr. Zamenhof y referencia al esperanto. 

No se hizo esperar que el esperanto llegase a las postales y que comenzasen a circular por todo el mundo miles de tarjetas escritas en este nuevo e ilusionante idioma. En 1905 se celebra en la localidad francesa de Boulogne-sur-Mer el Primer Congreso Internacional de Esperanto, y desde entonces, no han dejado de celebrarse cada año. El correo en esperanto se convirtió pues en un hecho habitual, y así, en 1906, en Brasil, mediante decreto ministerial, se declara al esperanto  "lengua clara" en telegrafía y pronto comenzará a enseñarse en las escuelas oficiales y universidades, lo que ocurre en España en 1911. Quienes ya utilizaban las tarjetas postales para tener contacto con personas situadas en otras partes del mundo, lo harán ahora empleando la misma lengua para comunicarse con habitantes situados en sus antípodas. Esta tolerancia y fomento del esperanto se verá cercenada por los acontecimientos bélicos de la primera mitad del siglo XX, pues los nazis lo prohibieron en Alemania, y Stalin en la Unión Soviética, persiguiendo a los esperantistas y recluyéndolos en campos de concentración. En España, donde el esperanto había gozado de gran popularidad, hasta el punto de que en 1909 se celebra en Barcelona el V Congreso Universal, donde Alfonso XIII nombra al Dr. Zamenhof Comendador de la Orden de Isabel la Católica, durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista la actividad esperantista prácticamente desaparece.


Postal escrita en esperanto y en la que aparecen los participantes de la Federación Esperantista de Centro Oeste de Francia, 30 de mayo de 1909.


Postal enviada desde Cádiz (España), escrita en esperanto, y franqueo Alfonso XIII (Medallón)

Coleccionar postales escritas en esperanto es una forma de acercarse a este mundo en el que dos vehículos de comunicación tan singulares se aliaron en busca de un lenguaje universal que en un momento en el que no existían las facilidades de que ahora disponemos, se convirtió en una forma de acercar personas y lugares, sin importar su idioma ni su lugar de residencia. Los esperantistas contactaban unos con otros y se intercambiaban postales que enviaban desde cualquier parte del mundo, llegando a acumular cientos de ellas con las más exóticas procedencias.  Veánse aquí unos ejemplos.


Postal enviada desde Moscú, franqueada en 1910, escrita en esperanto. 


Postal escrita en esperanto enviada desde Nueva Zelanda.


Interesante postal enviada desde la India, con imagen de los templos de Benarés, también escrita en esperanto. 


Postal enviada desde los Estados Unidos, escrita en esperanto, con imagen de tipos del Oeste.


Postal enviada desde Japón, con franqueo japonés y escrita en esperanto. 


Postal enviada desde Pittsburgh (Estados Unidos), con franqueo americano. Escrita en esperanto. Estación de ferrocarril. 


Los datos incluidos en esta reseña han sido tomados de la página www.esperanto.es y las postales reproducidas pertenecen a la colección particular del autor.