En este tiempo de verano apetece más leer cosas suaves y alegres que otros textos sesudos y concentrados, y esto incluye también a los artículos sobre Filatelia. No son pocos los curas que dicen aquello de que en tiempo de melones, breves los sermones, y en tiempo de sandías, cortas las homilías. Con esta pía entrada venimos a justificar lo que ahora sigue, que es un brevísimo inventario de las creencias, a veces disparatadas, otras veces pintorescas, que tienen los no filatelistas para con los que tenemos el gusto de serlo. Ahí van algunas de estas ideas, que nacen de la desinformación unida a la imaginación, bienintencionadas y en similares dosis ambas. No es un númerus clausus lo que sigue, por lo que invito a quienes lean este articulo a que hagan nuevas adendas al mismo, incorporando otras leyendas o axiomas que conozcan de modo fidedigno sobre lo que dicen por esos mundos acerca del coleccionista de sellos, y por extensión, del que reúne toda cosa coleccionable. 

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A/ Sobre la Filatelia en general:
 
1/ La Filatelia es juntar sellos, según los vamos acaparando, y meterlos en una caja o pegarlos en un cuaderno, para nunca más saber de ellos.

2/ La Filatelia es una manía como puede serlo morderse las uñas. 

3/ La Filatelia no es ninguna manifestación cultural, sino una extravagancia de gente rara. Por eso no puede ser objeto de apoyo, promoción o ayuda, ni institucional pública, ni privada. 

4/ La Filatelia es intrínsecamente aburrida y tediosa. 

5/ La Filatelia es una forma de estafa piramidal, de la que nadie sabía nada hasta que los informativos nos hablaron de los casos de Afinsa y Fórum Filatélico. 

B/ Acerca del coleccionista de sellos:
 
1/ El coleccionista de sellos es una persona de avanzadísima edad que, para paliar las muchas horas de aburrimiento que tiene, junta sellos que arranca gratis de las cartas que recibe, y los guarda de alguna de las maneras que luego se verán. 

2/ El coleccionista de sellos manifiesta con este entretenimiento un problema psicológico: es una persona depresiva, o maniática del orden, o con agorafobia, o con el “síndrome de Diógenes”. En todo caso, se trata de personas hurañas, reservadas y con una fobia social acusada. Por estas “taras”, que todos los filatelistas padecemos en mayor o menor medida, en adelante me referiré en este artículo a los no coleccionistas como “personas normales”. 

3/ Los coleccionistas de sellos pertenecen a una élite social riquísima, cuyos miembros sólo se relacionan entre sí, y que gastan gran parte de sus fortunas en sellos caros o en obras de arte. Por esto mismo, se presume que el filatelista es un señor de ultraderecha. 

4/ Dados los problemas de personalidad que se presumen en quienes coleccionan sellos, cuando a una “persona normal” le pide uno de aquéllos enfermos que le guarde los sellos de las cartas que reciba, la “persona normal” contemplará con conmiseración a quien tal extravagancia pide, y si se acuerda, guardará algunos sellos en el fondo de un cajón. 

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C/ Sobre la forma en que se hacen las colecciones:
 
1/ Los coleccionistas de Filatelia solo “juntan” sellos. Sus colecciones no pueden albergar otros elementos postales, pues se ignora totalmente su existencia y tipología. 

2/ Los sellos provienen solo de las cartas enviadas por correo entre las “personas normales”, que son aprehendidas por los filatelistas para arrancar los sellos, destrozando el sobre. 

3/ Los sellos, o bien se guardan en una caja de zapatos, o en una bolsa de plástico, o se pegan en un cuaderno escolar con pegamento de tubo, sin orden ni concierto, según se van recibiendo. Esto incluye juntar y pegar sellos repetidos, aunque lo estén montones de veces. 

4/ Cuando un filatelista compra un álbum de sellos, se entiende que tal álbum viene con todas sus hojas llenas de sellos pegados. 

5/ Las colecciones de sellos son mejores cuantos más sellos tenga su dueño. Por tanto, todo coleccionista sabe siempre cuantos sellos tiene y pretende tener más sellos que los otros coleccionistas. 

6/ Cuando un coleccionista tiene interés en una carta, se entiende que es para excusear el contenido de los sobres, ya que su colección es de sellos, y nada más. Cuando las cartas son vistas en una colección, se entiende que están ahí por el tema de que se habla en sus textos, ya que el sobre en sí no tiene ningún interés. 

7/ Coleccionar sellos da asco, porque su goma sabe amarga, y hay que humedecerlos para pegarlos al álbum. 

8/ Las colecciones de sellos se completan como las de cromos de fútbol, cambiándose los “repes” por los que no tenemos. 

D/ Sobre los sellos:
 
1/ Es más que dudoso que en nuestros días sigan existiendo sellos de correos para usar en envíos postales. 

2/ Los sellos que tienen de sus padres y abuelos las “personas normales” en viejas cartas, o en alguna cajita, son siempre valiosísimos, y cuando estas personas van a interesarse por cuanto valen esos sellos y les dicen que son sellos muy comunes y de escaso valor, o que están sucios, doblados, desdentados, etc, significa que les quieren tomar el pelo sin ningún género de duda. 

3/ Cuando un filatelista pone a una “persona normal” en el (tedioso e incomprensible) compromiso de que le guarde los sellos que reciba, tales sellos son arrancados en seco de la carta o se cortan con una tijera a ras de dentado, amputando la mitad de los dientes, porque todo esto da igual. Bastante trabajo tiene la “persona normal” con acordarse, cuando se acuerde, de tal “frikitada”. 

4/ Cuando una “persona normal” le da uno o varios sellos a un filatelista, se entiende que ya tiene todos los que le faltaban, y no le pedirá más. 

5/ Cuanto más lejano es el país emisor de un sello, o cuanto más raro suene su nombre, esos sellos son más valiosos. Por ende, los sellos de España no valen nada. 

6/ Cuanto más grande y más colorido sea un sello, mayor es su valor e interés. 

7/ Para ciertos coleccionistas de otros elementos distintos a los filatélicos, los sellos son una especie de cromos que se imprimen en ediciones ilimitadas en número y series, de modo que el valor de las piezas es siempre ínfimo. Por ello, no tiene interés coleccionar sellos. 

8/ Los sellos no valen nada desde el escándalo de Afinsa y Fórum Filatélico. 

Otro día nos seguiremos riendo con las peculiarísimas relaciones existentes entre filatelistas y empleados de Correos. 


Escrito por:
Jesús González Herrera