Acabo de descubrir que soy un hombre tedioso y antisocial, sin nada que aportar a los demás y sin nada de divertido. Esta triste conclusión surge después de haber escuchado un anuncio de promoción de un automóvil de la marca BMW en la radio, lo que se da en llamar una “cuña”. En ella se dice “BMW busca pilotos, abstenerse aburridos”, después de reproducir la manifestación de un señor que confiesa que colecciona sellos y que no es gustoso de conducir de noche.

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Como soy coleccionista de sellos desde los 9 años y ando metido en este mundillo con mayor o menor implicación, me gustaría hacer unos comentarios al respecto. Detrás de un anuncio siempre hay un psicólogo, que intenta hacer llegar la bondad del producto vendido a un “público objetivo”. En el caso del anuncio del automóvil BMW, se busca al hombre extrovertido, intenso, con afán de aventuras nocturnas, al “piloto” atractivo y fardón, de éxito, noctámbulo y divertido. En contraposición, se considera en el mensaje publicitario como despreciable para la conducción de sus magníficos coches (o pilotaje, según el spot) a los aburridos coleccionistas de sellos, los cuales, por definición, no conducen de noche ni son divertidos.


Este mensaje da lugar a una serie de consideraciones. La primera es que, como tantas veces, se está prejuzgando el carácter y humor de los filatelistas por quienes no tienen ni idea de nuestra afición. Hace un tiempo escribí un artículo sobre los tópicos ridículos que tienen las personas que nos desconocen acerca de nosotros, los coleccionistas de sellos: se nos prejuzga de personas deprimidas, aburridas, con obsesión por guardar sellos en un libro o en una caja de zapatos, hurañas, maniáticas, etc. De un modo extensivo, podría hacerse el mismo juicio sobre quienes coleccionen cualquiera otra cosa, o en general, sobre quienes dedican su tiempo libre a cualquier pasatiempo que tenga un toque intelectual (observar aves, asistir a conciertos de música clásica, pertenecer a un club de lectura, y un larguísimo etcétera). El coleccionismo filatélico, en particular, despierta una serie de facultades y capacidades en la persona, muy útiles para la vida cotidiana, como son la facultad de observación, de ordenación, de documentación y de valoración. También es una gran vía para la amistad entre personas de todo el mundo (no para esconderse en casa hurañamente), y por supuesto, un amplísimo campo de conocimiento y de cultura. Cualquier filatelista sabe que al enrolarse en una determinada colección se hará experto en la cultura del país o del tema que la inspira, o experto en el periodo histórico que la delimita, porque siempre hay una labor de estudio, búsqueda y ordenación detrás toda colección. Todo esto no tiene nada que ver con ser o no una persona divertida, o con conducir de noche o de día, aunque para los señores que venden BMW, no somos “enrollados”, sino tediosos y no merecemos el privilegio de subir a su último modelo de coche.

Llegamos en este punto a la segunda consideración: en esta sociedad de consumo compulsivo, no interesan las personas con inquietud cultural y con capacidad crítica. Interesan las personas con escasa cultura, sin criterios propios de elección, y por tanto fácilmente manipulables. Estas son más receptivas para el consumo irreflexivo de todo lo que se le ponga por delante. En el caso del automóvil “no apto para filatelistas”, la persona a quien se dirige el anuncio es aquélla que “pilota” divertidamente de noche, que ríe mucho y piensa poco, muchas veces poniendo en riesgo su vida y la de otros en la carretera. Si lo pensamos fríamente (otro mal defecto de muchos coleccionistas, eso de pensar y analizar, fruto de nuestra aburrida afición) es de una irresponsabilidad total por parte del anunciante hablar de “pilotaje” en relación a un automóvil y a su uso nocturno. Así es como asalta hoy en día la publicidad a las personas poco preparadas, sobre todo jóvenes, haciéndolas sentirse especiales por “pilotar” de noche, confundiendo su libertad y felicidad con la temeridad y el riesgo inútil. Lo que nos vienen a decir es que para hacer tu vida menos aburrida y para ser alguien especial, has de “pilotar” de noche, y abstenerte de actividades deprimentes como coleccionar sellos.

La tercera consideración que he de hacer se relaciona al calificativo de “aburrido”, y a su contrario, que sería el de “ameno”, “entretenido”, o según el sentido del spot publicitario que analizamos, “divertido”. Una idea que la actual sociedad no entiende mucho es que para hacer sonreir a los demás, o para entretenerlos, hay que tener una cierta gran capacidad de inteligencia, imaginación y cultura. Es más atractiva la persona con una amplia conversación, que sepa engarzar en ella anécdotas y comentarios inteligentes, que quien tiene como única virtud las llaves de un coche y su uso nocturno. El coche no nos va a hacer más amenos o divertidos, pero el coleccionismo, como actividad que nos forma como personas, sí puede llevarnos a ello, junto con otras fuentes de conocimiento más importantes, como son la lectura o el viajar. Por supuesto, alguien puede simultáneamente ser coleccionista y salir de noche (yo lo he hecho en mi momento con bastante profusión), o ser coleccionista y montar en coche bajo la luz de la luna. Aunque al ilustre señor anunciante le parezca inimaginable, no son cosas excluyentes. En todo caso, no tiene el marchamo previo de ameno ni el de divertido un individuo cuyos rasgos definitorios son el hecho de salir de noche, el no coleccionar nada y el adquirir en nuevo BMW.

La cuarta y última consideración versa sobre el trato social que se nos viene dando a quienes tenemos el gusto de hacer cosas que nos forman culturalmente en nuestros ratos libres. El anunciante del BMW toma como ejemplo de “friky” aburrido al coleccionista de sellos, en contraposición al ideal de persona socialmente triunfadora y atractiva. Vivimos en un clima de “borreguismo consumista” en el que la imagen de prestigio social de toda persona se trasluce a través de dos elementos, dos bienes materiales esenciales: un coche caro y un móvil de última generación. No hay otra cosa que pueda generar prestigio y consideración social fuera de éstas, las cuales son objeto de anhelo, lucimiento y exhibición como nuestra tarjeta de visita o como credencial de nuestra relevancia social. Llega a tal punto esta necedad colectiva, alimentada por campañas publicitarias como la que vemos, que cuando una persona tiene la “ocurrencia” de entretener su tiempo en otras cosas distintas a aquéllas que podamos hacer con el coche (peligrosas o molestas las más) o con el móvil (perder horas y horas con la mensajería instantánea), surge una corriente mayoritaria, no de interés por aquello que no conoce, sino consistente en manifestar el desprecio y la burla hacia lo que no puede entender, porque se sale de su cada vez más estrecho universo de felicidad de consumo.

Epílogo: Todo necio desprecia y ridiculiza lo que ignora, y el publicista que ha diseñado el mensaje del BMW es un claro ejemplo. Paradójicamente, si quien esto escribe se acercase por un concesionario de BMW a preguntar por el modelito de coche en cuestión (o posiblemente por otro de mayor precio y cilindrada), el comercial me iba a recibir amabilísimamente para vendérmelo, y no iba a tener en cuenta si soy o no filatelista. Al contrario, si me expulsase de su concesionario por tener la afición de “juntar sellos”, posiblemente se jugaría su puesto de trabajo. Muy coherente ¿verdad, señor publicista?

Jesús González Herrera
Presidente de la Federación Filatélica Extremeña (FEFIEX)